Miguel Ángel García

Empresa familiar

Aunque la empresa cuenta hoy con centros de manipulado en Puntalón, Castell de Ferro, Escúzar y El Ejido, todavía hoy sigue siendo una empresa familiar. De hecho, Miguel Ángel encabeza a la tercera generación de los García al frente del grupo. Pero hace algunas décadas la cosa era bastante diferentes: “A mi me gustaba mucho ir a la empresa matriz, que fue Miguel García Sánchez e hijos, que estaba en un anejo de Motril. Recuerdo como mi abuelo hablaba con los agricultores y veía a mi padre y mi tío gestionando todo y trabajando codo a codo con la gente que nos ha acompañado todo este tipo”. 

Al principio básicamente eran “una alhóndiga”, donde todo se hacía de manera manual y con un grado mínimo de automatización. Sin embargo, con el paso de los años la situación ha cambiado mucho hasta el punto de que cuentan con un grado de automatización “espectacular” y son una industria, que es a lo que aspiran hoy en día los centros de manipulado de frutas y hortalizas. 

No es el único miembro de la tercera generación de la familia en la empresa, ya que gran parte de ella está trabajando en el grupo empresarial y García no tienen duda de que van a estar, incluido él, “a la altura”. “Nosotros trabajamos mucho para que la agricultura siga siendo un motor fundamental de la economía granadina, el relevo generacional es complicado pero fundamental”, aseguró.

Desde hace ya más de tres décadas el Grupo La Caña exporta los productos de Granada por toda Europa, hasta el punto de que esa es una de las señas de identidad más importantes de la empresa. “Esa fue nuestra apuesta desde el principio y lo sigue siendo hoy en día. Ofrecemos producto fresco de nuestra tierra y comercializamos sobre 100 millones de kilos”. Esos datos le sitúan como un referente a nivel nacional y su importancia es todavía mayor dentro de la provincia de Granada, lo que supone “una gran responsabilidad” para ellos. “Tenemos unos retos de presente y futuro muy grandes y exigentes pero lo realmente complicado es encontrar un equipo que sea como una familia”. Y para el director de operaciones ese es uno de los grandes valores del Grupo La Caña, que cuentan con un gran grupo humano que les permite crecer cada día. “Nuestra responsabilidad es saber corresponder a esa gente que ha dedicado parte de su vida a nosotros”. 

Esto es algo que consiguen a través de su fundación, que tiene como objetivo ofrecer formación y recursos a los agricultores que trabajan con ellos. “Realizamos acciones formativas, les hacemos llevar nuevas técnicas de manejo de cultivo, variedades más productivas o que potencien el sabor, sistemas de riego más eficientes… Es algo que los agricultores agradecen”, explicó.